18.9.13

Los nombres del fascismo

LOS NOMBRES DEL FASCISMO  por Umberto Eco

Las características del fascismo no pueden ser registradas en un sistema; muchas se contradicen mutuamente y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo. Pero es suficiente que una de ellas esté presente para reconocer el fascismo: 

1) La primera característica del fascismo es el “culto de la tradición”. El tradicionalismo es más viejo que el fascismo. No fue sólo típico del pensamiento contrarevolucionario católico después de la Revolución Francesa sino que nació en la edad helenística tardía, como una reacción al racionalismo griego clásico. En la cuenca del Mediterráneo, los pueblos de religiones distintas (todas aceptadas con indulgencia por el Panteón romano) empezaron a soñar una revelación recibida desde la aurora de la historia humana. Esta revelación había permanecido mucho tiempo oculta bajo el velo de lenguas ya olvidadas. Se adjudicaba a los jeroglíficos egipcios, a las runas de los celtas, a los textos sagrados, todavía desconocidos, de las religiones asiáticas. Esta nueva cultura debía de ser “sincrética”. El sincretismo no es, como indican los diccionarios, sólo la combinación de formas distintas de creencias o prácticas. Una combinación así debe tolerar las contradicciones. Todos los mensajes originales contienen un germen de sabiduría y cuando parecen decir cosas distintas e incompatibles es sólo porque todas aluden, alegóricamente, a alguna verdad primitiva. En consecuencia “no puede haber un avance del saber”. La verdad ya fue anunciada de una vez por todas y lo único que nosotros podemos hacer es continuar interpretando el oscuro mensaje. Basta con mirar el programa de cualquier movimiento fascista para encontrar a los principales pensadores tradicionalistas. La filosofía nazi se nutría de elementos tradicionalistas, sincretistas, ocultos. 

2) El tradicionalismo implica el “rechazo del modernismo”. Tanto a los fascistas como a los nazis les encantaba la tecnología, mientras los pensadores tradicionalistas en general rechazan la tecnología como negación de los valores espirituales tradicionales. No obstante, si bien el nazismo estaba orgulloso de sus éxitos industriales, su elogio de la modernidad era sólo el aspecto superficial de una ideología basada en la Sangre y la Tierra (Blut und Boden). El rechazo del mundo moderno era disfrazado de condena al modo de vida capitalista, pero se refería principalmente al rechazo del espíritu de la Revolución Francesa. El Iluminismo, la Edad de la Razón son vistos como el inicio de depravación moderna. En este sentido, el fascismo puede definirse como “irracionalismo”. 

3) El irracionalismo depende también del culto de la “acción por la acción”. La acción es bella de por sí y por lo tanto debe realizarse sin ninguna reflexión previa. En consecuencia la “cultura es sospechosa” en la medida en que se la identifica con actitudes críticas. De la declaración atribuida a Goebbels (Ministro de Propaganda de Hitler) “Cuando oigo hablar de cultura saco mi pistola” al uso frecuente de expresiones como “sucios intelectuales”, “zurdos”, “snobs radicales”, “las universidades son un criaderos de comunistas” , la sospecha respecto del mundo intelectual siempre fue un síntoma de fascismo. 

4) Ninguna forma de sincretismo puede aceptar la crítica. El espíritu crítico efectúa distinciones y distinguir es signo de modernidad. En la cultura moderna, la comunidad científica entiende el discurso como instrumento de avance del conocimiento. Para el fascismo, el desacuerdo es traición. 

5) El discurso es además signo de diversidad. El fascismo crece y trata el consenso aprovechando y exacerbando el natural “miedo a la diferencia”. El fascismo es, en consecuencia, “racista” por definición. 

6) El fascismo surge de la frustración individual o social, lo cual explica por que una de las características típicas de los fascismos históricos fue el “llamado a las clases medias, frustradas”, descontentas por alguna crisis económica o humillación política, asustadas por la presión de los grupos sociales subalternos. 

7) A los que están privados de una identidad social, el fascismo les dice que su único privilegio es el mas común de todos, el haber nacido en el mismo país. Ese es el origen del “nacionalismo”. Además, los únicos que pueden dar una identidad a la nación son los enemigos. Así, la raíz de la psicología fascista es la “obsesión del complot”, posiblemente internacional. Los partidarios deben sentirse asediados. El modo más fácil de hacer aparecer un complot es el de apelar a la “xenofobia”. 

8) Los partidarios deben sentirse humillados por la riqueza ostentada y la fuerza de los enemigos. Cuando era chico, me enseñaban que los ingleses eran el “pueblo de las cinco comidas”; comían más seguido que el pobre pero sobrio pueblo italiano. También me enseñaban los fascistas que “Los judíos son ricos y se ayudan entre sí gracias a una red secreta de mutua asistencia”. Los partidarios del fascismo deben no obstante convencerse de poder vencer a los enemigos. Así, gracias a un continuo cambio de registro retórico, “los enemigos son al mismo tiempo demasiado fuertes y demasiado débiles”. Los fascismos están condenados a perder sus guerras porque son constitucionalmente incapaces de evaluar objetivamente la fuerza del enemigo. 

9) Para el fascismo, no hay una lucha por la vida, sino mas bien una vida para la lucha. 

10) El elitismo es un aspecto típico de toda ideología reaccionaria puesto que es fundamentalmente aristocrático. En el transcurso de la historia, todos los elitismos aristocráticos o militaristas implicaron el “desprecio por los débiles”. 

11) Dentro de esta perspectiva, “cada uno es educado para ser Héroe”. En todas las mitologías, el Héroe es un ser excepcional, pero en la ideología fascista el heroísmo es la norma. Este culto del heroísmo está estrechamente ligado al “culto de la muerte”. No es casual que el lema de los falangistas fuera “Viva la muerte”. 

12) Desde el momento que tanto la guerra permanente como el heroísmo son juegos difíciles de jugar, el fascista transfiere su voluntad de poder a cuestiones sexuales. Este es el origen del “machismo” (que implica desdén por las mujeres y una condena intolerante por hábitos sexuales no conformistas, desde la castidad hasta la homosexualidad). 

13) El fascismo se basa en un “pluralismo cualitativo”. En una democracia los ciudadanos gozan de derechos individuales, pero el conjunto de los ciudadanos está dotado de un impacto político sólo desde el punto de vista cuantitativo (se acatan las decisiones de la mayoría). Para el fascismo los individuos en tanto individuos no tienen derechos y el Pueblo es un concepto, como una cualidad, una entidad monolítica que expresa la Voluntad Común. 

Después de haber indicado los posibles arquetipos del Fascismo, permítanme concluir. En la mañana del 27 de julio de 1943, me dijeron que según informaciones leídas en la radio, el fascismo había caído y que Mussolini había sido arrestado. Mi madre me mandó a comprar el diario. Fui al quiosco más cercano y vi que los diarios estaban, pero los nombres eran otros. Además, después de una breve ojeada a los títulos, me di cuenta de que todos los diarios decían cosas distintas. Compré uno, al azar, y leí un mensaje impreso en la primera página, firmado por cinco o seis partidos políticos, como Democracia Cristiana, Partido Comunista, Partido Liberal. Hasta ese momento había creído que en cada país había un solo partido y que en Italia sólo existía el Partido Nacionalfascista. 
Estaba descubriendo que en mi país podía haber distintos partidos al mismo tiempo. No sólo eso: como era un chico despierto, me di cuenta enseguida de que era imposible que tantos partidos hubieran surgido de un día para otro. Comprendí así que ya existían como organizaciones clandestinas. 
El mensaje celebraba el fin de la dictadura y el retorno de la libertad: libertad de palabra, de prensa, de asociación política. “Libertad, dictadura”. Dios mío, era la primera vez en mi vida que leía esas palabras. En virtud de estas nuevas palabras, había renacido como hombre libre occidental. Debemos cuidar que no vuelva a olvidarse el sentido de estas palabras. 
El Fascismo sigue estando a nuestro alrededor a veces en ropa de civil. El fascismo puede todavía volver bajo los disfraces más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y señalar con el índice cualesquiera de sus formas nuevas, todos los días, en cualquier parte del mundo. Libertad y liberación son un deber que no cesa. 
Que éste sea nuestro lema: “nunca olviden”. 

Adaptación de un artículo aparecido en Diario Clarín en 1995, firmado por Umberto Eco, pensador y escritor italiano. 


No hay comentarios.: